Para conducir una bicicleta no es necesario pasar ningún examen, pero eso no nos exime de responsabilidad cuando vamos en bicicleta por carretera o en ciudad. Por desgracia tenemos que pensar que, en caso de accidente, nosotros nos llevaremos la peor parte y, por lo tanto, deberemos ser los primeros en extremar las precauciones, sin esperar que los conductores de pesados vehículos van a ser tan considerados como cabría esperar.

En cierto modo hay que actuar como si fuésemos transparentes, no des por hecho que te han visto, observa siempre al conductor y no sólo a su vehículo, en los cruces asegúrate de que te están mirando o visualizando. Cuando vayas a efectuar un giro, comunica con claridad la maniobra y cerciórate del tráfico en todos los sentidos.

Viste con colores fácilmente visibles por los conductores, con reflectantes si vas a circular en condiciones de baja visibilidad o de noche; nunca están de más, pueden ser útiles, por ejemplo, al cruzar túneles escasamente iluminados. Especialmente de noche, pero también es muy conveniente durante el día,  incorpora siempre una buena luz delantera y trasera, que siga funcionando aun cuando la bicicleta se detenga (mejor con baterías que los sistemas de dinamo tradicionales). Ahora hay en el mercado luces que son altamente visibles durante el día, y poco a poco se está extendiendo su uso, con muy buen criterio. Unos catadióptricos de apoyo no estarían de más.

Mucho cuidado con las hileras de coches, piensa que en cualquier momento se puede abrir una puerta. Si transitas por una zona con coches aparcados en batería procede también con cuidado, podrían no verte e incorporarse a tu carril inesperadamente. Piensa que los conductores en ocasiones confían demasiado en su sentido del oído, sin pensar en los ciclistas que no emitimos el mismo ruido que los vehículos motorizados.

En ocasiones, en ciudad, tendrás que hacerte respetar, haciendo entender a los conductores que no hay espacio para adelantarte por más te echases a la derecha, pegado a las puertas de los coches con el peligro comentado. Ten especial cuidado con el ángulo muerto de los espejos de los coches, sobre todo en su parte derecha.

Cumple con las normas en las rotondas, para en los semáforos en rojo y cede el paso a los peatones en los lugares dispuestos para ello.

Sé especialmente cuidadoso en las rotondas, ya que ahí se producen multitud de accidentes con ciclistas.  Cualquier despiste del conductor de un coche, que suele estar más atento a otros coches que a vehículos menudos y silenciosos como la bicicleta, puede tener graves consecuencias y el ciclista se llevará, seguro, la peor parte.

Lleva siempre tu documentación, una tarjeta de rescate con cualquier información relevante también sería muy recomendable. El teléfono móvil puede ser de ayuda, pero desde luego debes abstenerte siempre de usarlo circulando, igual que cualquier otro dispositivo de audio con auriculares.

Y por si acaso, nosotros recomendamos siempre el uso del casco, aún en los casos en los que no fuese obligatorio, según las Leyes de cada estado o lugar (ciudad para mayores de 16 años, en algunas subidas pronunciadas o por razones médicas demostrables). Casi todos los que usamos frecuentemente la bici hemos podido comprobar, por desgracia,  su eficacia en alguna caída o accidente, propia o ajena.

Foto: Álex Quiterio